Este evento muestra la importancia que la industria agroganadera tiene en para la economía nacional, pero también es una fiesta con conciertos tradicionales, boliches modernos, desfiles de moda criolla, venta de artesanías y pabellones de países. (He de decir que el de España estaba a tope, mientras que en el de Argentina se habían marchado hasta los vendedores XD). Todos los stands se organizan alrededor de una pista donde se hacen las exhibiciones, domas,... y por la que desfilan todo tipo de personajes, desde el gaucho de verdad al que se disfraza para serlo por un día. El "uniforme", como el del señorito andaluz: botas, bombachos, chaleco polar y boina.
El domingo, sin nada mejor que hacer a las 20.00 que ir a merendar a algún sitio tomamos el ómnibus dirección al Prado. Tras media hora de viaje con dos pistas de baile (pendejos con cumbia en los celulares a todo volumen), 15 minutos de caminata en medio de la nada y 160 pesos, conseguimos ver las ovejas. Enormes no, ¡lo siguiente! y con lana para cinco alfombras o 150 bufandas. De ahí a los bueyes, toros, gallinas y conejos, cerdos, caballos y vacas. De cena, choripan y alfajor de La Pataia de postre.
Hace dos meses alguien me dijo que es bueno conversar con las vacas porque de su mirada puedes aprender muchas cosas sobre ti mismo. Mes y medio después, en un libro había un cuento que hablaba de lo mismo. Y el otro día en la expo lo comprobé, me acerqué a la vaca y la observé, ella se volvió hacia mí con aún más curiosidad en la mirada. Ladeó la cabeza y siguió masticando con paciencia. "Re loca estás", parecía que pensaba.
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